Sunday, January 28, 2007

Eros y Psique


Reviso un archivo y encuentro el borrador de un soneto o, mejor dicho, la sucesión de versos que un día escribí a la carrera, sin mayor cuidado y sin intentar después corrección alguna. Lo releo y le hago varias modificaciones para tratar de mejorarlo. No creo que lo haya logrado, pero ahora me resulta menos desechable que el de la primera versión, aunque le haya cambiado el sentido. Pensándolo mejor: creo que no se lo cambié, sino que lo aclaré un tanto. Convertí claramente en verbo lo que parecía una mujer de carne y hueso. Así que el ser que se desea en el soneto no es otro que la palabra poética, la difícil y huidiza palabra poética, tanto más inasible si cuando la buscamos andamos armados de preceptivas y recetas. Copio la segunda versión, con todas sus irregularidades y licencias:

LA PALABRA ESQUIVA

Ayer no más el verso azul decía
a las profanas diosas ambarinas.
Hoy volví a las claves eleusinas,
invocando por fin su epifanía.

Nunca una palabra tan buscada
burló así mis tristes borradores.
Prístina, a punto de irradiar fulgores,
ensaya, asoma y oculta su mirada.

Ganar espacios para seguir furtiva
-libre de mi acecho tenaz y vigilante-
es el oficio de su gracia esquiva.

Palabra secreta, bella y fascinante,
amago del amor y llama viva,
¡se ha ido de nuevo con su amante!

Sunday, January 14, 2007

Filomena


UN SONETO ME MANDA A HACER LA TARDE ,/
LO HARÉ CON LOS CÓMPUTOS DEL CIELO...

De Cintio Vitier son esos versos.
Y de Lope es siempre tal mandato.
Para un soneto hacer, redondo y grato,
Me basta con catorce mundos tersos.

Si ya cuatro habité según la cuenta,
ni cuenta me di. Y así es la vida:
escrita la letra, ya se olvida
y otra imagen irrumpe sedienta

de manos nuevas que la escriban.
Estas mías, por ahora, arriban
a la undécima línea del soneto.

A punto está de aparecer serena,
la sorpresa final de este terceto:
mi pasión total por Filomena.